jueves, 20 de agosto de 2009

RESUMEN DE NUESTRO PROYECTO

Hola amigos, desde el II Congreso Internacional "Violencia, Abuso y Maltrato" que se celebrará en Noviembre de este año en Buenos Aires y al que nos han invitado, nos piden un resumen de 200 palabras acerca de nuestro proyecto y la exposición que haremos de él. Como ya lo tenemos redactado, lo compartimos con vosotros para que estéis al día de nuestras actividades y tengáis más claro nuestro enfoque:

"A raíz de una experiencia personal en convivencia con un maltratador, hemos desarrollado una investigación que aspira a definir los engranajes psicológicos de la mente del agresor. Nuestro trabajo ha sido supervisado por un psicólogo de la Generalidad Valenciana y una psicóloga de la Universidad de Valencia y en la actualidad fundamenta las actividades de la Asociación “Vive Sin Celos” con la que se ofrece orientación a afectados y afectadas por este trastorno en su variante agresiva. Además, estamos trabajando en la segunda fase del proyecto que demostrará la tesis central de nuestra propuesta: la existencia de un trastorno de personalidad no especificado en el DSM-IV-TR, que afecta al maltratador de ambos sexos y tiene a los celos patológicos agresivos como principal síntoma. Nuestra exposición versará sobre las conclusiones extraídas en la fase previa y más experimental de nuestro trabajo, la que nos permitió descubrir los condicionantes educativos y psicológicos presentes en la infancia del agresor, el trauma afectivo que le supusieron y el contexto que envolvió el intermitente despertar de dicho trauma en su vida adulta, generando su comportamiento agresivo. Los elementos más sustanciales de este descubrimiento se emplearán para motivar la investigación de terapias que mejoren los protocolos de rehabilitación de este tipo de agresores e incidan en la prevención".

domingo, 31 de mayo de 2009

Amar y dejar a un enfermo de celos agresivos

La mujer asesinada en Castellón veía casi a diario a su ex novio con orden de alejamiento. Tras matarla, el agresor viajó a Madrid para dejar a su hijo con unos familiares y entregarse a la policía.

http://www.violenciadegenero.info/2009/05/29/la-mujer-asesinada-en-castellon-veia-casi-a-diario-a-su-ex-novio-con-orden-de-alejamiento/

De nuevo nos tenemos que preguntar por qué suceden estas cosas. Por qué una mujer que ha denunciado a su pareja por maltrato, tras lograr una orden de alejamiento por su propia seguridad, vuelve con él, a espaldas de la justicia y de la lógica, como si todo se tratara de un juego. Y también nos podemos preguntar por qué a él no le sirve de escarmiento y reflexión, de intimidación o vergüenza, que la ley le imponga no acercarse más a la mujer que le ha denunciado. O por qué tras matarla no huye, se esconde, miente o se justifica, para seguir saciando libremente su sed de dominación sometiendo y maltratando a otra mujer, si es ese el sentido de su vida, como presumen muchos especialistas. O por qué es más poderoso su impulso agresor que la amenaza de perderlo todo: a su pareja, su hijo, su hogar, sus padres, su trabajo, sus amigos, su libertad, su vida. Por qué pudiendo elegir, elige lo peor para él y se entrega resignado a la policía.

Todo tiene un porqué. Y los porqués son muy útiles para entender los mecanismos del comportamiento humano y poder mejorarlos o corregirlos. Los porqués no disculpan, no atenúan la culpa ni justifican lo malo. De hecho, al agresor tampoco le sirven sus propios porqués. Por eso tantos se entregan o se suicidan, resultándoles demasiado benévolo el castigo de la cárcel. Si no me creen, prueben a reinstaurar la pena de muerte para este tipo de crímenes. No serviría de nada. Es más, les ahorraría el esfuerzo de enfrentarse al suicidio para escapar de su culpa.

El maltratador maltrata reproduciendo el maltrato que recibió de pequeño, o de pequeña, si es mujer la agresora. No ha de ser necesariamente un castigo físico el que recibiera, pues el castigo psicológico también produce lesiones en su frágil mente. Pero si fue traumáticamente maltratado, nos preguntamos después, ¿por qué a veces se comporta correctamente? ¿Por qué es capaz de dar respuestas psicológicamente sanas ante situaciones que un enfermo no sabría resolver?, ¿por qué puede desprenderse de su condición de niño-maltratado para seducir, conquistar, cuidar, estimular y proteger a una mujer, y luego volver a vestirse de niño-traumatizado para insultarla y golpearla?, ¿acaso las secuelas de un trauma pueden borrarse y mostrarse intermitentemente? Pues sí. En esta clase de traumatizados afectivos sí sucede eso. Y sucede porque el maltrato que recibieron de niños era compensado, de manera intermitente, con cálidos gestos de cariño y protección. Porque el progenitor castigador, no está siempre enfadado y castigando. De ahí que el niño recibiera estímulos positivos que luego le permitirían exteriorizar ese lado bueno y atractivo con que hacer amigos, conseguir trabajo y enamorar a mujeres. Ambos lados, el bueno y el malo, conviven, pues, en la misma persona y ambos son verdaderos, tan verdaderos como el amor y el odio que recibió en su infancia de su progenitor más próximo, la madre, generalmente. La frecuencia e intensidad de sus crisis estará muy relacionada, entonces, con la frecuencia e intensidad con que fue castigado de pequeño, pues resulta una información tan impactante para el cerebro de un niño, que quedará grabada en el subconsciente y acabará reproduciéndola bajo muy similares parámetros cuando sea mayor.

¿Qué sucede cuando es mayor? Sucede que, por la inercia biológica que todos compartimos, se enamora y seduce a una mujer. Y con ello sucede que cambia el lugar donde depositaba sus afectos más íntimos, de su madre a su nueva pareja, trasladando también a ella los traumas afectivos que contrajo en la infancia y que, como digo, siguen vivos en el subconsciente. Entonces, igual que antes tenía una relación de amor-odio con su madre, lo mismo sucederá con su pareja, representando ésta el papel afectivo que asumía su madre antes. Sin embargo, mientras que en su infancia, la madre castigaba y el niño tenía que someterse resignado y asustado, ahora ese niño es un hombre con capacidad para defenderse y vengarse de un maltrato injusto. Los celos irracionales que delatan la inseguridad afectiva con que creció este niño, alimentarán sus paranoias adultas sobre la inminente traición que le prepara su pareja. Y así como de pequeño aprendió que todo lo malo tiene que castigarse, ejercerá el castigo contra su pareja por ser mala, por ignorarle, por fingir quererle cuando en el fondo pretende abandonarle, por demostrar con su dejadez, su apatía, su desorden o su indiferencia, que ya no le desea, que ya no quiere estar con él, que prefiere a cualquier otro… y todos esos delirios tan recurrentes en esta patología.

Pero a todo esto, se une una circunstancia nueva y letal, que no se daba en la infancia del agresor: la rebeldía de la víctima hacia el castigo. O bien, que la víctima reconozca su intención de abandonarle. O que se defienda, o que le insulte, o que, en definitiva haga lo que él jamás se atrevió a hacer cuando le castigaba su madre, reconociendo su instinto de supervivencia las pocas posibilidades que tenía de salir airoso del conflicto. Sin embargo, una persona adulta de hoy en día, liberada, respaldada por una sociedad cada vez más civilizada que nos incita a la rebeldía ante cualquier forma de sometimiento irracional y desproporcionado, no se resigna a un castigo injusto: protesta, se queja, se defiende, insulta e incluso amenaza o denuncia. Pero el cerebro del agresor encaja estas reacciones como un desafío al castigo que él considera justo, un desafío osado y provocador que no hace más que confirmar sus sospechas de que la víctima es mala. Igual que su madre le castigaba a él porque era malo y él no rechistaba. De hecho, si rechistaba, el castigo era mayor. Y así sucede en su relación adulta. Que la víctima protesta y su castigo es mayor, “como debe ser”, para el cerebro traumatizado del agresor que reproduce lo que su propia madre habría hecho con él si él se hubiera rebelado. ¿Cuántas veces, si no, le oyó decir “como no cumplas el castigo, te mato” o “como patalees, te mato”, o “si te portas mal, te mato”? Un niño no sabe distinguir si se trata de una expresión exagerada; simplemente aprende a concebir el matar como una forma apta de castigo.

Pero su pareja no le ama por eso, le ama por su lado bueno, por ese que sí fue estimulado, querido y protegido. Por las veces en que la madre estaba de buen humor y bromeaba con él, le valoraba y le hacía sentir importante. Por las veces en que lo puso como ejemplo ante otros, le abrazó y le besó cuando tuvo miedo, le arropó en la cama y le contó un cuento, le defendió del vecino que quiso pegarle, le compró ropa y le dijo lo guapo que estaba, en definitiva, por las veces en que se sintió el pequeño príncipe de la reina que para él era su madre. Esos momentos alimentaron la personalidad carismática y encantadora que tienen también estas personas agresivas y es ESA personalidad la que enamora, no la otra. De manera que una mujer maltratada no es, necesariamente, una masoquista, anulada, sin autoestima y llena de complejos. Porque cualquiera puede enamorarse del hombre sensible que vive tras ese asesino en potencia que acaba siendo un niño que ha crecido bajo los condicionantes que acabo de describir. Cualquiera.

Pero siendo conscientes, ahora sí la sociedad entera, de todo esto, hemos de informar bien, tanto a las mujeres más vulnerables como a toda persona que aparentemente no es susceptible de caer en las redes de una relación tan destructiva, que el comportamiento del maltratador común se rige bajo unos parámetros mucho más vinculados a la enfermedad que a la razón y que, por tanto, nunca debemos caer en la ingenuidad de pensar que con amor podemos cambiarles. No podemos cambiarles y esas crisis en que pasa de ser un hombre maravilloso a un monstruo, se van a repetir de manera intermitente, sin que nadie pueda evitarlo, ni siquiera él mismo, por mucha voluntad que le ponga. Porque TODAVÍA no hay terapia enfocada al tratamiento de este trastorno. Por eso insisto, por tu propia supervivencia: si detectas en tu pareja un comportamiento que se ajusta al que describo, ten mucho cuidado y aléjate de él con la mayor prudencia y sutilidad de que seas capaz. Aunque le ames, aunque te ame. Porque este trastorno mata y muerta nunca podrás ayudarle.

domingo, 3 de mayo de 2009

Diagnóstico de un afectado

Es celoso, pero no lo sabe. Él piensa que sus enfados son por otras cosas. Tiene un buen trabajo y una buena mujer, pero a menudo discuten por tonterías: que si se ha dejado la ventanilla del coche abierta, que si no compró la marca de galletas de siempre, que si puso el aire acondicionado demasiado alto, que si la factura de teléfono, que si el mando de la tele, que si el cole de los niños, etc. Las discusiones típicas en la pareja, como pensaríamos muchos. Sin embargo, él pasa de ser un tipo encantador, cariñoso, comprensivo, generoso y optimista, a ser otro desagradable, exigente, intolerante, autoritario, negativo e incluso agresivo por ese tipo de cuestiones. Y a ella le hace mucho daño. Porque a ella no se le ocurre montar tal escándalo al hombre que ama por temas tan intrascendentes que, aún siendo importantes, afrontaría sin ponerse tan histérica ni faltarle el respeto o herir su sensibilidad. Y siempre acaba preguntándose "¿por qué no es todo el tiempo el tipo maravilloso que me enamoró? ¿por qué de repente se vuelve tan odioso?"

Pues sucede que 40 años antes, él se preguntaba lo mismo cuando su madre le castigaba de un modo tan agresivo sin que él entendiera el motivo. Él tenía 3 o 4 años y no podía entender que su madre, el amor de su vida, unas veces le cuidara, le protegiera, le mimara, le hiciera reír, le tratara como un príncipe y que otro día, sin más, o por cualquier chorrada, le ignorase, le mirase sin amor, le insultase, le gritase con los ojos llenos de odio, le castigase, le dijese que era malo, que la molestaba, que ya no le quería o que pasaba de él. Él no tenía edad para entender que su madre mostraba esas reacciones porque padecía un trauma afectivo contraído a su misma edad, que le provocaba unas crisis periódicas en las que sentía que el mundo entero estaba contra ella y que debía castigarlo, como único modo de hacer justicia y calmar su ansiedad. Entonces, también el niño se preguntaba "¿por qué mi mamá no es todo el tiempo la mujer maravillosa que me enamora? ¿por qué de repente se vuelve tan odiosa?"

La psicologia actual ha observado y advierte de que un trato afectivo inconstante en la infancia, puede generar un trauma en el niño que se convierta en un trastorno de la personalidad. Hay trastornos sobradamente conocidos que responden a un trato inadecuado más o menos evidente sumado a algún condicionante biológico o genético. Sin embargo, el trastorno que nos atañe, el de los celos patológicos agresivos, sean o no sean visibles en el adulto afectado, responde a un trato afectivo inconstante MUY HABITUAL, tolerado y sutil. El niño de nuestro ejemplo no padece, de hecho, ningún trastorno invalidante, pues puede mantener un trabajo y una relación sin conflictos insalvables, sólo "los normales". El hecho de que no se le dé importancia a sus "enfados cotidianos", responde a que TODOS tenemos similares "enfados cotidianos", con mayor o menor intensidad. ¿Significa eso que, a pesar de que su intensidad resulte dañina para la autoestima de su pareja y a la larga para sí mismo, no nos enfrentamos a un trastorno? No. Significa que (casi) TODOS tenemos el germen de este trastorno, pero que unos lo han desarrollado con mayor intensidad y otros con menor.

El afectado de nuestro ejemplo alberga un trauma afectivo en el subconsciente contraído en su primera infancia y generado en la relación con su madre, la persona más importante para él en ese momento, que acabará trasladando a la relación con la siguiente persona más importante de su vida, su pareja. Y repetirá los mismos patrones sin darse cuenta. Por una parte, conservará un lado bueno, sano y equilibrado, desarrollado cuando su madre permanecía en "estado normal" y lo trataba bien, estimulando sus potenciales y su autoestima correctamente. Pero por otra, albergará también un lado malo, herido e inestable, desarrollado cuando su madre entraba en "estado de crisis" y lo trataba mal, golpeando su autoestima y su seguridad afectiva. Es probable que las crisis de este hombre se repitan con similar frecuencia con que le sucedían a su madre, pues esos hábitos también se mimetizan inconscientemente, más aún cuando se trata de sucesos tan impactantes para un niño.

Finalmente, el entrar en crisis acabará siendo una necesidad casi biológica para el afectado, pues el hecho de padecer la inseguridada afectiva responsable de los celos patológicos que le despiertan paranoias acerca de la maldad de su pareja y el hecho de haber aprendido también de un modo traumático que "lo malo" no puede quedarse sin castigo, generarán en el afectado una tensión por ver cumplido el castigo sobre tal maldad, que esa energía contenida en forma de ansiedad, resultará insoportable hasta ver satisfecho su impulso castigador. Probablemente, como sucede a menudo, el afectado no relacione su estado de crisis con un proceso subconsciente, sino que lo achacará a una provocación externa y, como también sucede a menudo, no lo vinculará a una sospecha irracional suya, sino que pensará que es por algo objetivo y justificado. Entonces, si no ve una traición objetiva por parte de su pareja, la excusa para explotar será cualquier otra: la ventanilla del coche bajada, el aire acondicionado a tope, el mando de la tele, etc. Pero su enfado será absolutamente desproporcionado a la razón que argumentará para ejercer ese castigo.

Y todo... por un trastorno de la personalidad que no sabe que padece y que tiene a los celos, explícitos o implícitos, como su síntoma más importante.

Esto es parte de lo que Araceli Santalla explica en su libro y que en la Asociación VISC hemos aprendido para empezar a mejorar la vida y las relaciones de los afectados. Pero que alguien me diga si merece o no merece contrastarse esta teoría.

viernes, 17 de abril de 2009

De nuevo la trágica actualidad nos da la razón (II)

Un hombre con una orden de alejamiento y su mujer se suicidan juntos
http://www.lavanguardia.es/sucesos/noticias/20090416/53684294800/un-hombre-con-una-orden-de-alejamiento-y-una-mujer-se-suicidan-juntos.html
La pareja se ha arrojado desde el sexto piso de un edificio


Otra cosa que debería modificarse son los protocolos de atención y seguimiento de las mujeres maltratadas, pero en este caso, sí proponemos que dicho cambio se vincule a la investigación de Araceli Santalla, investigación que fundamenta la existencia de la Asociación VISC. Santalla y sus colaboradores han descubierto que los agresores (hombres o mujeres) poseen un lado de su mente sano y un lado afectado por un trauma de inseguridad afectiva agravado por otros condicionantes educativos que sufrió en su infancia. Sin embargo, el lado sano que, coloquialmente, podríamos llamar “bueno”, permanece en él y se muestra siempre que el agresor disfruta del estado normal, que es el estado en que se encuentra mientras no despierta el estado de crisis con que se manifiesta dicho trauma. Reconocido esto, sucede que la persona maltratada (hombre o mujer), de quien permanece enamorada es de la parte sana o “buena” que vive en el cerebro de este agresor. Pues es la parte capaz de amar, de entregarse, de hacer reír, de ser cómplice, amigo, amante y compañero. Y así como las crisis siempre vuelven, también vuelve el estado normal en una alternancia de estados anímicos que resulta muy desconcertante si no se conoce su naturaleza patológica. Entonces, conocer esta naturaleza patológica de los cambios de personalidad que manifiesta el afectado, es el recurso de protección más eficaz que podemos ofrecer a la maltratada, pues ya no violentamos su necesidad de amarle y su convencimiento de sentirse amada, simplemente le informamos que, a pesar del amor que se profesan y la sinceridad del mismo, el afectado padece un trastorno muy peligroso que puede acabar con la vida de ambos. Se le explica cómo funciona dicho trastorno y se le informa de los medios que existen hoy en día para enfrentarse a él, reconociendo siempre la dramática realidad de que se carecen, por ahora, de terapias eficaces para neutralizarlo. Así, una vez descubierto el verdadero rostro del enemigo, que no es la persona, sino la enfermedad, la maltratada puede decidir con mayor libertad lo que desea hacer. Y nos consta, que estos argumentos son más respetuosos con su autoestima, su seguridad, su confianza en sí misma y su libertad, de manera que esta persona acaba reponiéndose mucho mejor del maltrato sufrido sin perder la esperanza de encontrar una persona sana a quien amar, pues descubre, definitivamente, que el problema no estaba en ella, sino en la cabeza de su ex pareja.

Los actuales protocolos de intervención con maltratadas resultan, en cambio, tan infructuosos y desestabilizantes porque se esfuerzan en hacer creer a la víctima que ha caído en la trampa de un timador sin escuela, que se ha dejado engañar por un lobo disfrazado de cordero, que el hombre a quien entregó su vida era un monstruo que ella no supo ver. Y no hay nada tan violento con tu propia estabilidad emocional que te obliguen a admitir que has sido una perfecta estúpida por amar a ese monstruo. Porque tú sientes, en el fondo de tu corazón, que no te enamoraste de un monstruo, sino que esa persona tenía un lado bueno verdadero y que fue de ese lado del que te enamoraste. Entonces, muchas mujeres se rebelan contra este lavado de cerebro con el que no se identifican y vuelven con su agresor, todavía más sumidas en la ignorancia y el desconcierto acerca de quién es su verdadero enemigo, confiando en que el amor lo arreglará todo.

No sé si la mujer de la noticia se sometió a alguno de estos protocolos para maltratadas. No obstante, presumo que, como la mayoría, desconocía cómo funciona la cabeza de su agresor. Sólo sabía que unas veces era maravilloso y otras era infame, pero que, al denunciarle, tras una de esas crisis infames y alejarse de él, recordó lo enamorada que estaba de su lado bueno y lamentó haberlo apartado de ella. Sin embargo, la justicia es una máquina inflexible y su maquinaria ya se había puesto en marcha. La orden de alejamiento, por imperativos de la nueva ley sobre violencia de género, era inapelable y debía cumplirse hasta el último día, por la seguridad de la víctima. Pero nadie le explicó a la víctima que el estado normal en que su pareja es maravilloso, es algo pasajero y que las crisis siempre vuelven. Que aunque le ame, por la naturaleza de su enfermedad, puede acabar matándola y que todavía no hay terapia capaz de impedirlo. La justicia se limita a forzar la distancia entre ellos, pero no se encarga de racionalizar y liberar su amor explicándoles dónde está la raíz patológica de su conflicto. Entonces, la maltratada acaba creyendo que se ha precipitado, que no ha tenido paciencia, que ha traicionado el amor de su pareja, que ahora seguro que va a cambiar, que sólo ha sido una crisis más fuerte de lo normal pero que no tiene por qué repetirse. Y bajo ese convencimiento vuelve con él y es capaz de morir con él por el motivo más romántico de todos: la ceguera por amor.

En nuestras manos está quitarle la venda a las maltratadas y explicarles, con pelos y señales, por qué su pareja se comporta así, por qué tiene esas crisis, por qué a veces es bueno de verdad mientras que otras deja de serlo, por qué el amor no puede curarle y por qué será mucho más útil para él, para ella y para la sociedad, que se aparte prudentemente. En VISC seguiremos trabajando por ello, para que las maltratadas aprendan a decidir libremente y sin prejuicio para su autoestima, cómo sobrevivir a esta amenaza y encauzar su amor sin destruirlo.

De nuevo la trágica actualidad nos da la razón (I)

Un hombre mata a su ex marido en Almería y después se suicida
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hombre/mata/ex/marido/Almeria/despues/suicida/elpepusoc/20090414elpepusoc_11/Tes

En Adra, el pueblo en cuyo Ayuntamiento trabajaba Manuel, se han guardado 5 minutos de conmocionado silencio por su asesinato. Sin embargo, mientras vivía, no había para él una ley que le protegiese de un ex marido violento, como la tenemos las mujeres en España. La razón es que nació varón y aunque el artículo 14 de la Constitución diga que “los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, en 2004 se inventó otra ley que hace una excepción a ésta en lo del “sexo”, de manera que nacer hombre pasa a ser condición suficiente para ser excluido de la protección que esta nueva ley (llamada “de medidas integrales contra la violencia de género”) concede a las mujeres. Pero eso no es todo. Gracias a esa ley, nacer hombre te convierte automáticamente en machista y, por tanto, apto para ser condenado con mayor dureza que una mujer ante un mismo delito de maltrato doméstico. He aquí un ejemplo reciente:
El fiscal acusa al juez decano de Barcelona y a su esposa de agredirse mutuamente. Pide nueve meses y un día de prisión para el magistrado y siete meses y 15 días para su mujer.
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=600852&idseccio_PK=1021
¿Por qué sucede esto? Porque en el pasado las mujeres fuimos víctimas de grandes injusticias machistas y eso, ahora, en España, nos da derecho a maltratar como un hombre y ser menos castigadas que él. Sí, eso es pagar justos por pecadores, pero en España se piensa que tal sacrificio es necesario para que la mujer se sienta más recompensada por la desigualdad que sufrió nuestro género durante siglos atrás. No importa, siquiera, que esa ley nos presuponga débiles, vulnerables y permanentes víctimas potenciales de cualquier hombre en una paradójica y clarísima subestimación de género. Como al final nos beneficia penalmente en prejuicio de los hombres, nos sometemos gustosas a tales caballerescas consideraciones.

Pues miren, no estoy de acuerdo y disculpen mi ironía en un tema tan preocupante. Si cometo el mismo delito que un hombre, no quiero disfrutar de un trato de favor por ser mujer. Quiero que me juzguen igual, porque yo no soy inferior a ningún hombre y, por tanto, no quiero una ley que cubra una debilidad muy discutible en cuanto a capacidad de hacer daño. Pues yo, con la intuición, la inteligencia y la habilidad que nos es propia al género femenino, me considero muy capaz de tramar un plan mucho más destructivo contra un hombre que cualquier bofetada, puñetazo, insulto o empujón que éste pudiera propinarme. Sin embargo, no lo haré porque me inculcaron unos valores más constructivos e integradores, pero no porque sea mujer y, por tanto, más bondadosa, como presupone la citada ley.

¿Cuál es la alternativa? ¿Una modificación a la ley de violencia de género que incluya entre las víctimas potenciales a los gays que adopten el rol de mujer dentro de su relación y que considere penalmente como a un hombre y, por tanto, maltratador potencial, a la mujer que adopte el rol masculino en su relación? Obviamente no, pues esto sería continuar alimentando la incoherencia con que se redactó la bienintencionada ley del 2004. Lo que necesitamos, en cambio, es una ley que proteja a toda persona del maltrato en cualquiera de sus formas dentro de la relación de pareja, siendo especialmente castigado el que ejerza la agresión, sea cual sea su sexo. Si, como sucede, suele ser el hombre, éste resultará automáticamente más castigado, pero no por ser hombre, sino por resultar el maltratador más habitual. De este modo, no quedaría desprotegida por la ley ninguna persona a causa de su sexo y en la práctica, se continuaría castigando duramente el maltrato doméstico.

Pero además, debería iniciarse, como desde VISC proponemos, la investigación de la anomalía psíquica que tienen en común todos los maltratadores con independencia de su sexo, religión, raza o cultura. Y una vez reconocida dicha anomalía, desarrollar terapias que la neutralicen, pues sólo así daremos muerte definitiva al verdadero enemigo del ser humano en esta batalla que tanto desconcierto, caos y muerte está sembrando.

miércoles, 15 de abril de 2009

La crítica es una oportunidad para superarse

En Noviembre de 2008, Araceli Santalla fue invitada por la Falla de la Plaza Rodrigo del Puerto de Sagunto (Valencia) a dar una charla en sus locales, como parte de las actividades organizadas en línea con el lema que defendían este año, la Igualdad, y que les hicieron merecedores del Premio a la Falla más Igualitaria de Sagunto en 2009. Además de la charla, se le pidió a Araceli escribir un artículo para el “llibret”, bajo la misma premisa. Pues bien, en el fallo del Jurado acerca de este premio, las mujeres miembros del mismo quisieron hacer un inciso para dejar patente su desacuerdo con los planteamientos de la ponente. A continuación adjuntamos la crítica, pero también la respuesta que Araceli ha querido hacer pública a través de nuestro blog, por si nos ayuda a todos a comprender mejor su propuesta. La copiamos en valenciano, tal y como se redactó, y a continuación la traducimos:

Pel que fa la xerrada “Malalts de desigualtat: gels patològics”, que figura sintetitzada en el llibret, valorem la intenció de la falla en sensibilitzar i concienciar sobre el tema. Però el jurat es veu en la necessitat d’explicitar que, compartint la preocupación de la ponent per la no disminució dels casos de Violència de Génere malgrat totes les mesures arbitrades, no comparteix la majoria dels seus continguts ni conclusions, entre altres consideracions, per la falta de rigor científic i perquè nega una de les causes fonamentals de la Violència de Gènere establerta per tota la investigació científica del tema, que és la situació de desigualtat entre dones i homes existent i la persistència d’un sistema social de valors i models identitaris que la sustenten, i no un simple problema de malaltia mental dels maltractadors. Animem a que es continue treballant el tema i des d’altres punts de vista.

Sra. Davinia Bono Pozuelo, Presidenta del Consell Municipal de la Dona
Sra. Isabel Cercenado Calvo, representant del Consell Municipal de la Dona pel Col•lectiu Dones de Sagunt 8 de març.
Sra. Mª Carmen Carrillo Santiago, representant del Consell Municipal per l’Associació de Mujeres Cristianas Príncipe de la Paz.
Sra. Itziar Bono Pozuelo, representant del Consell Municipal de la Dona, suplent del grup polític PP.
Sra. Mª Luisa Tofe Monllor, personal tècnic de l’Àrea, assesora jurídica.
Sra. Dolors Llobet Nualart, tècnica de l’Àrea de la Dona, qui actua com a secretaria d’este jurat.

TRADUCCIÓN:
En cuanto a la charla “Enfermos de desigualdad: celos patológicos”, que aparece sintetizada en la revista, valoramos la intención de la falla de sensibilizar y concienciar sobre el tema. Pero el jurado se ve en la necesidad de explicitar que, compartiendo la preocupación de la ponente por la no disminución de los casos de Violencia de Género a pesar de todas las medidas arbitradas, no comparte la mayoría de sus contenidos ni conclusiones, entre otras consideraciones, por la falta de rigor científico y porque niega una de las causas fundamentales de la Violencia de Género establecida por toda la investigación científica del tema, que es la situación de desigualdad entre mujeres y hombres existente y la persistencia de un sistema social de valores y modelos identitarios que la sustentan, y no un simple problema de enfermedad mental de los maltratadores. Animamos a que se continúe trabajando el tema desde otros puntos de vista.

RESPUESTA DE ARACELI:

Estimadas compañeras y autoridades científicas vinculadas a la lucha contra la Violencia de Género,

Soy Araceli Santalla, la ponente invitada por la Falla Rodrigo del Puerto de Sagunto para dar una charla y escribir un artículo en su “llibret” bajo el lema de la Igualdad y que se ha resumido con el título “Enfermos de desigualdad: celos patológicos”. Simplemente quisiera compartir la reflexión que me ha inspirado su crítica, por si nos sirve a todos para descubrir lo mucho que tenemos en común y lo necesarias que son las propuestas alternativas a la oficial, más aún cuando esos planteamientos oficiales y supuestamente más científicos, no están dando el resultado esperado.

En primer lugar, parece inquietarles la falta de rigor científico de los contenidos de mi propuesta y mis conclusiones. Sin embargo, el fundamento de mi teoría acerca de la posible existencia de un trastorno de personalidad en el maltratador y la maltratadora, es compartido por personalidades científicas como el psiquiatra y psicoanalista Valentín Barenblit, que afirmaba en las Jornadas Pro-Salud Mental celebradas en Ibiza en 2008, que “el maltratador de género sufre un trastorno mental severo que, además de afectar a la Justicia, compete especialmente a quienes tienen la responsabilidad de la salud mental”.

Por otro lado, especialistas de reconocido prestigio en la lucha contra la violencia doméstica en España desde una perspectiva psicológica, como son Enrique Echeburúa, Javier Fernández-Montalvo y Paz del Corral, admiten que
“un tratamiento psicológico puede ser de utilidad para hacer frente a los déficits de estos hombres que, aún siendo responsables de sus actos, no cuentan, sin embargo, con las habilidades necesarias para controlar las actitudes violentas y resolver los problemas de pareja en la vida cotidiana. Los tratamientos de hombres violentos contra la pareja se justifican socialmente por la oportunidad que hay que dar a los agresores para cambiar su conducta (al margen de la necesidad de hacer frente a sus responsabilidades), por la protección a las víctimas actuales (muchas de ellas siguen conviviendo con el agresor), por la prevención de la violencia con posibles víctimas futuras y por la evitación de la extensión de la violencia a los hijos”.

Así mismo, mi charla fue presentada e introducida por el psicólogo y psicopedagogo de la Generalitat Vicente Prieto Rubio, que acreditaba con argumentos muy consistentes lo razonable y necesario de este enfoque.

Que entre mis conclusiones esté la de que “el machismo no es el problema”, máxima con la que he decidido titular mi trabajo de investigación, no significa que niegue la peligrosidad de ese fenómeno sociológico. De hecho, pienso que el machismo ha de combatirse porque empobrece a nuestra sociedad, desestabiliza y enturbia las relaciones entre hombres y mujeres, supone una gran injusticia y, finalmente también, porque representa el ambiente donde el verdadero problema se encuentra cómodo. Es decir, que el machismo sirve al problema para instalase y acomodarse entre nosotros bajo ese camuflaje sociológico tan difícil de eliminar. Por tanto, no digo que toleremos el machismo, digo que seamos más astutos y dinamitemos su base operativa, su matriz, su origen, su alimento, que no es otro que esta pandemia psicológica en que se ha convertido el trastorno responsable de los celos patológicos agresivos.

Por otro lado, y a diferencia de la discutida Ley de Medidas Integrales contra la Violencia de Género, este planteamiento es perfectamente constitucional, pues es compatible con la protección a todas las víctimas, cualquiera que sea su orientación sexual, observando el problema en una anomalía que afecta tanto a hombres como a mujeres, homosexuales como heterosexuales, machistas como feministas, sin ninguna distinción sociocultural, económica o religiosa. Así pues, mi objetivo es el mismo que el suyo: proteger a las víctimas, pero con distinta estrategia. Entonces, con la cantidad de muertes que genera esta lacra y la desorientación e ineficacia con que trata de neutralizarse desde los estamentos científicos oficiales, ¿creen que estamos en disposición de despreciar propuestas alternativas porque a día de hoy aún no se hayan contrastado científicamente? ¿No sería mejor alentarlas para poder fundamentarlas y ponerlas en práctica cuanto antes con el fin de evitar las próximas muertes?

Yo seguiré trabajando por ello y sé que ustedes, en cuanto comprendan la necesidad de una estrategia psicológica compatible con la sociológica, estoy segura de que también compartirán mi postura.

En cualquier caso, si desean profundizar en esta teoría y descubrir que lo que propongo, en definitiva, es un método de protección de las víctimas, de recuperación de las maltratadas y de rehabilitación de los agresores más profundo y eficaz que los oficiales, pueden hacerlo leyendo mi libro “El machismo no es el problema” que encontrarán en el siguiente link:
http://www.bubok.com/libros/5239/El-machismo-no-es-el-problema

Además, les informo que ya existe una Asociación fruto de esta teoría y de la necesidad que muchos afectados y sus parejas han observado a la hora de buscar ayuda para resolver su problema de celos o de violencia en su relación. Se trata de la Asociación VISC (Vive Sin Celos). Como es de reciente fundación, la web www.visc.es todavía está en construcción, pero disponemos de un blog y de un perfil en Facebook donde pueden conocer algunos de nuestros planteamientos y aportar sus opiniones o consultas:
Asociación VISC, blog: http://vivesincelos.blogspot.com/
Perfil Facebook VISC: Buscar por el nombre “Visc Vive Sin Celos”
E-mail de VISC: visc@visc.es

Para cualquier duda o sugerencia sobre la teoría que fundamenta mi propuesta contra la violencia de pareja, estoy disponible en el mail: aracelisantalla@hotmail.com

sábado, 4 de abril de 2009

VISC por el fin de esta absurda guerra de sexos

En VISC nos estamos planteando formar una plataforma de Asociaciones contra la violencia de pareja sin distinción de género. No sólo por nuestra consciencia de que en este fenómeno también existen hombres maltratados y mujeres maltratadoras, sino también porque hay un sector de asociaciones contra la violencia de género que discrimina a los hombres de manera sistemática hasta límites insospechados.
La Asociación de Hombres de Getafe por la Igualdad nos cuenta un ejemplo en su web:

domingo 1 de marzo de 2009
Nota de prensa
LA ASOCIACION DE HOMBRES DE GETAFE POR LA IGUALDAD, DESPLAZADA DE LOS ACTOS DEL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.

La asociación de hombres de getafe por la igualdad, Quiere mostrar su mas profundo enfado, ante el olvido, que por parte de la Concejalia de Mujer e Igualdad y el Consejo Sectorial de la Mujer del municipio de Getafe, se hace de esta asociación, con motivo de los actos en conmemoración del día 8 de Marzo, día internacional de la mujer.
“Esta asociación, se creo para colaborar con las mujeres en la lucha por la igualdad y ese es nuestro único objetivo”, ha declarado el Presidente de dicha asociación, Luis Lozano Alboreca, cuando después de enterarse por sus propios medios de los actos organizados por dichos estamentos , se presentaron en la “fiesta por la igualdad”, que se celebraba en día 28 de Febrero, en la carpa situada junto a la estación de RENFE/Metro, estación Getafe Centro, con la intención de dar a conocer ante los Getafenses sus objetivos . Se nos negó un sitio en dicha carpa, con la excusa de que no pertenecemos a dicho consejo sectorial, consejo, que solo admite en sus filas, asociaciones formadas por mujeres.
Asimismo, pudimos comprobar como se invitaba a otras asociaciones, aunque entre sus objetivos no se encuentre solo la igualdad.
Desde esta asociación, esperamos que se resuelva pronto esta situación, generada por la poca o nula intención desde las administraciones locales, por contar con nuestra ayuda y nuestra entrega a tan loable objetivo.
Esta asociación, dentro de sus modestas posibilidades, intenta colaborar en todo lo que puede con las administraciones, y ya forma parte del consejo social de la ciudad, encontrándose inscrita en el registro de asociaciones locales del ayuntamiento de Getafe.
Getafe, 2 de Marzo de 2009.
Asociación hombres de getafe por la igualdad.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Ya tenemos página web en www.visc.es






Ok, es una imagen fija, pero poco a poco le iremos dando movimiento. Paciencia, amigos.
Para vuestras consultas a la Asociación, podéis escribir al siguiente mail:
visc@visc.es

domingo, 15 de marzo de 2009

Enfermos imputables

Nos consta que hay a quien le preocupa que nuestra propuesta de investigar la hipotética enfermedad del maltratador y la maltratadora pueda suponer la excusa perfecta para que los acusados por maltrato pidan un atenuante en su condena o incluso la absolución. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Nuestra propuesta contempla la existencia de esta enfermedad al mismo tiempo que pide que sus afectados sean tratados penalmente como personas sanas. Pero sólo penalmente, dada la peligrosidad del trastorno y la ausencia de terapias eficaces que lo neutralicen. Es decir, que el afectado que delinca ha de enfrentar la condena que le corresponda según las leyes actuales y nunca la Asociación VISC velará por rebajar condenas o justificar el delito que supone maltratar. Siendo conscientes de que la cárcel no es el lugar idóneo para recuperar o reinsertar a este tipo de inadaptados, consideramos que, si se van mejorando los protocolos con que se les trata, este lugar les ayudará a sobrevivir a sí mismos, a reflexionar sobre su conducta y a dedicar su tiempo y su energía en buscar modos de reordenar sus esquemas y valores. Lo que la Asociación VISC sí que defiende es que se investigue en profundidad los argumentos con que investigadores como Araceli Santalla o especialistas como el psiquiatra Valentín Barenblit sostienen que el maltratador padece un trastorno mental susceptible de ser tratado. Porque si esto fuera así, podríamos entender, por fin, los verdaderos engranajes psicológicos de la personalidad maltratadora, independientemente de condicionantes sexuales, culturales y educativos. Y tendríamos, por fin, la llave para empezar a combatir la violencia doméstica desde su verdadera raíz.

En estos días hemos podido ver en televisión la primera entrevista a Jesús Neira después del terrible incidente que tuvo con un maltratador cuando, en plena calle, le increpó para impedir que siguiera golpeando a una mujer. Esto atrajo la ira del agresor hacia él y le reportó una paliza que, sumada a las negligencias médicas de las que fue víctima, le tuvieron más de un mes en estado de coma. Coma del que salió milagrosamente, pero con unas secuelas físicas y emocionales que, en parte, se hacían visibles en la entrevista que concedió a Antena 3 esta semana. Lo menciono porque, entre las cosas que comentó, hablaba de su agresor con una patente y comprensible repugnancia, usando el sustantivo de “cucaracha”: “Nunca debí darle la espalda a una cucaracha”; “Yo no estoy acostumbrado a tratar con cucarachas”, etc. Dado que se trata de un hombre de reconocido nivel intelectual (es profesor de Universidad), no usó adjetivos vulgares o malsonantes y en ningún momento perdió la compostura, aunque bien es cierto que todos le habríamos disculpado si se hubiera referido a Antonio Puerta, su agresor, como un hijo de puta malnacido. Sólo le llamó “cucaracha” y a muchos nos pareció demasiado amable ese apelativo dado el lamentable estado en que había quedado el profesor, consumido por el acecho de la muerte durante 6 meses tras la paliza de Puerta. Es comprensible, por tanto, que reclame un desprecio unánime, frontal y sin ambigüedades hacia los agresores de mujeres y que en el cargo que le han asignado como presidente asesor del Observatorio contra la violencia de género, se proponga alentar a la sociedad para que vea al maltratador como una cucaracha inmunda, de modo que tal desprecio y acorralamiento le acaben obligando abandonar su conducta. Es una cruzada ambiciosa y desordenada, pero legítima y fácil de asumir por cualquier ciudadano de a pie medianamente sensible. Sin embargo, mientras en la calle se alimenta este odio natural contra el maltratador, en las universidades, los centros de investigación y los despachos de psicólogos y psiquiatras, debe seguir velándose por la objetividad y la ciencia. Porque, de otro modo, el maltratador será, ahora sí, como las cucarachas, el único ser vivo capaz de sobrevivir a una bomba nuclear que asole el planeta. De ahí que, tragándose la repugnancia que pueda despertarle un maltratador, el científico deba investigar los mecanismos psicológicos y biológicos que están en la génesis de su conducta, porque es el modo más eficaz e inteligente de encontrar un camino para el exterminio del monstruo que vive en ellos. No es posible encarcelar a todos los maltratadores y maltratadoras del mundo presentes y futuros, ya hemos comprobado que tampoco es eficaz tratar de detenerle con leyes intimidatorias, ni con películas o campañas publicitarias enfocadas a disuadirlo. Por tanto, dejémonos de posturismos y pataletas para combatir, de una vez por todas, la raíz del problema: la enfermedad del maltratador. Y sí, será un enfermo, pero un enfermo imputable al 100%. Por tanto, a la cárcel, pero con terapia.

viernes, 20 de febrero de 2009

Las 2 posturas posibles

Ante las dificultades que encuentran los jueces para adoptar las medidas de protección que requiere la denuncia de una mujer contra su agresor cuando ella misma, poco después, se desdice y trata de quitar la denuncia, muchos magistrados han tomado la decisión de condenar al maltratador aunque su víctima se arrepienta de denunciarle, siempre que pueda constatarse su condición de maltratada. Este hecho, junto con el del endurecimiento de las penas, lejos de revertir en una remisión visible del número anual de víctimas, puede tener las siguientes consecuencias más probables, según nuestra teoría:

a) Que la víctima, indiscutible testigo de que su agresor tiene un lado bueno, por no perjudicarle de un modo tan drástico (pues le sigue amando por ese lado bueno) se resista aún más a denunciarle.
b) Que las mujeres maltratadoras, encuentren en la justicia un inmejorable aliado para llevar a cabo la extorsión, la persecución o la venganza con que deseen castigar a su pareja.
c) Que el agresor encuentre en esos obstáculos penales una provocación para su paranoico impulso castigador y, en lugar de neutralizarlo, lo alimenten, ya que ve reforzado su criterio de que lo malo debe castigarse con implacable dureza.
d) Que el agresor opte cada vez más por el suicidio tras cometer una agresión mortal.
e) Que ese agresor no castigue, finalmente a esa víctima, pero que lo haga con otra, o que lo sigan haciendo los miles de agresores que nunca serán denunciados, ni serán intimidados por esas medidas.

Ojala no fuera así y los agresores, antes de arremeter contra su pareja, se parasen a pensar en las consecuencias penales que tendrá ese acto y se quedaran paralizados por el miedo a pasar 30 años en la cárcel en lugar de 20, o a tener que llevar un molesto brazalete durante unos meses. Pero esa confianza peca, en este caso, de una ingenuidad letal. Porque si un maltratador está dispuesto a morir tras matar, ¿qué medida penal o rechazo social va a detenerle en su irracional cruzada castigadora?

Por otro lado, si tenemos tan insistente constancia del hipnótico amor que muchas maltratadas profesan a su verdugo, ¿por qué lo ignoramos? Es más, ¿por qué despreciamos la inteligencia de esas mujeres? Desde aquí propongo que las escuchemos, que intentemos averiguar de qué parte de ese monstruo están enamoradas exactamente. Porque si esa parte existe y es capaz de enamorarlas, es muy posible que esa parte sea el ancla con la que podemos rescatarlos a todos. A ellos de su trastorno y a ellas de su ceguera.
Con todo, tenemos 2 opciones:

1. Seguir lamentándonos, haciendo declaraciones públicas sobre lo despreciable y repugnante que nos resulta el agresor de turno, endureciendo las penas hasta el infinito o compadeciéndonos de la pobre maltratada. En definitiva, seguir ampliando los vertederos humanos en que se han convertido nuestras cárceles.
2. Combatir, de una vez por todas, al verdadero enemigo que lo es, también, del mismo agresor y que vive en su cabeza, a pesar, incluso, de su lado bueno. Combatir su trauma y salvar el lado bueno que, según quienes más les conocen, muchos todavía conservan. En definitiva, empezar a curar al enfermo, a vaciar las cárceles y a reciclar a esas personas cuya capacidad de amar y de hacer el bien nunca ha sido del todo descartada ni biológica, ni psicológica, ni jurídicamente.

Con el convencimiento de que es esta segunda opción la respuesta más eficaz, seguiremos trabajando por este fin: salvar vidas y no lo olviden, principalmente de las más vulnerables, las mujeres.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Ya estamos inscritos en el Registro Nacional de Asociaciones

A partir de ahora, quienes estéis interesados en asociaros, podéis hacerlo. Emitiremos un carnet de socio y os remitiremos por e-mail informes periódicos sobre las actuaciones que vayamos realizando. Si tenéis alguna duda sobre el funcionamiento de la asociación, las actividades y los objetivos, escribid a vivesincelos@hotmail.com

Recordad siempre que, a veces, los sueños se cumplen. Y aquí vamos a luchar con todo por ver cumplirse el sueño de tantos y tantas afectadas de llegar a vivir sin celos, sin violencia y sin enfados irracionales en nuestras relaciones de pareja.

Un abrazo y gracias por vuestra confianza en este proyecto.